Lecciones de la vida : que nadie sospeche

Hola! soy Dan y quiero contarte una historia.

Cuando tuve 22 años tuve una relación de amigos con derecho con mi amiga Clarissa, fue muy intensa y sobre todo, llena de lecciones.

Era increíble la forma de como manejábamos esta situación, ambos teníamos en claro que la amistad iba por encima de todo y que si teníamos momentos íntimos sólo se basaba en lo físico y no en lo sentimental. Nuestras conversaciones siempre fueron abundantes pues compartíamos muchos círculos de amigos y tratábamos que nuestros encuentros no sean muy seguidos.

Yo sabía que ella tenía pareja pero no lo conocía ni me interesaba conocerlo, y estoy seguro si le preguntaba ella me lo contaría pero prefería no preguntarle pues nosotros sólo somos amigos.

Una tarde caminaba rumbo a hacer unas compras, cuando vi en mi mismo camino a Clarissa con su enamorado abrazados caminando. Era cuestión de tiempo para cruzarnos y entonces, para evitar momentos incómodos decidí cruzar la calle y así seguir mi camino como si no nos hubiésemos visto.

Dan! Aquí! que tal como estas!
Era la voz de Clarisa

Giro, saludo y veo que ambos se acercan y yo, confundido, pues no sabía que trataba de hacer ella con venir a presentarme a su pareja. No sabía que palabras decir, así que preferí sea ella quien hable primero.

Dan! te presento a Lui, mi novio! estudia ingeniería de Sistemas como tu!
Y Dan aun confundido

Sí, lo hizo, me lo presentó y además de ello lo incentivó a que Lui me hablase. Así que, me preguntó sobre la universidad y el nivel de aprendizaje; y bueno, fue una charla corta pero buena.

Y fue aquí cuando entendí sobre esta lección que me estaba brindando Clarissa, pues mientras Lui hablaba conmigo ella lo abrazaba y lo besaba, era muy cariñosa con él y al parecer siempre lo fue.

Abrazados y encariñados como dos enamorados
Eran ellos en ese momento

Yo creo que, no sólo él, creo que nadie podía imaginarse que ella la engañaba conmigo. Quien en su sano juicio podía imaginarlo. Yo la verdad estaba encantado de ver toda esta actuación, pues sentía además que aprendía una lección de vida.

Los hombres solemos contar nuestras aventuras presentes, y sin darnos cuenta, puede pasar de boca en boca y es muy probable que llegue a oídos equivocados y se acabe pronto la aventura. Aprendí de Clarissa en ese momento que mientras tengas la boca cerrada, tu historia se disfrutará por más tiempo.

El truco es no generar ni una gota de sospecha

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