Salomón, una buena amistad

Hola! soy Dan y quiero contarte una historia.

Tenía 12 años y recién entraba a secundaria, nervioso y resignado pues debía hacer amigos nuevos ya que, en mi escuela, combinan todos los salones cada año.

Entré y vi caras nuevas donde nadie se reconocía. Sentados mirando el silabus ubiqué cursos nuevos: arte, música, filosofía.

Arte? que haremos en arte? bailaremos con un tutu puesto?
Dan se preguntaba riendo

Por primera vez íbamos a pintar con acuarelas en el curso de arte; y yo, que estaba acostumbrado al lápiz y a los colores al dibujar, esto de seguro iba a ser un desastre pero a la vez divertido, así que empezamos con la primera tarea, realizar un dibujo abstracto.

No tenía idea sobre la palabra abstracto a esa edad y en ese tiempo no había un Google que nos decía todo, así que simplemente decidí hacerlo a la imaginación. Unas líneas en la hoja, mostrando figuras cuadradas y redondas para luego pintarlo con las famosas acuarelas.

El dibujo quedó un desastre, pues me pasaba las rayas ya que no tenía control con las acuarelas y el pincel no era tan preciso como un lápiz. Bueno esto fue mi esfuerzo, además me dije a mi mismo:

Es obvio que a todos les ha quedado tan feo como el mio, si nadie a usado acuarelas antes en este colegio.
Dan y su fallido sentido común

Que equivocado estuve ese día de la presentación, trabajos tan perfectos que la verdad no creía que ellos mismos lo habían hecho, quizás de celos o tal vez era puro sentido común. Si nadie en toda la escuela había pintado con acuarelas como es que sus trabajos eran tan geniales me preguntaba.

A cada momento estaba más nervioso, preguntándome si debí haber pedido ayuda a mi madre o mi padre para esto, pero bueno ya esta hecho, debo sentirme orgulloso de mi dibujo, después de todo lo hice con mi mayor esfuerzo.

Oí mi nombre y caminé rumbo al profesor para mostrarle mi pequeño desastre.

Pero qué es esto?!! Mala Calificación y vaya a hacerlo de nuevo!
Mi pequeño desastre siendo juzgado

Con la cabeza baja de lo que había ocurrido me fui a mi asiento, avergonzado sí y preguntándome cómo lo haré otra vez si no tengo idea de como hacerlo.

No quería preguntarles a mis compañeros como lo habían hecho, estaba casi seguro que no lo hicieron ellos. Y rondaba en mi cabeza la idea de dibujar una serpiente haciendo digestión y que mi profesor, dijera que es un sombrero, vaya… la vergüenza que pasaría él diciendo eso me hacía sentir bien en ese momento.

Pero en el fondo, sabía que no era capaz de dibujar nada…

Hey! Si gustas podemos hacer el siguiente trabajo en mi casa.
Una voz extraña, pausada, tímida y austera

Fue la voz de un compañero que no conocía, era Salomón, de por sí su nombre significaba algo seguro, y bueno no tenía nada que perder, así que con algo de orgullo quise decirle que no, pero su dibujo era tan genial que me causaba curiosidad y dije que sí.

Lleno de preguntas caminando a su casa, que era muy cerca a la mía, no entendía porque un desconocido compañero de escuela intentaba ayudarme, y con una actitud entre optimismo e incredulidad, llegué a mi destino, un lugar que en el futuro tendría muchas visitas mías.

En su casa, me explicó, como se hacían las líneas, como debía usar varios pinceles y limpiarlos con el agua, como debía respetar cada color y sobre todo, al final, refrigerar mi dibujo, no sé si eso último debía ser pero yo seguí al pie de la letra todo y me salió un genial trabajo.

Ese día amigos, entendí. Salomón vio mi rostro lleno de vergüenza y frustración en la escuela y se activó en él, lo que por muchos años fue aprendiendo y desarrollando entre su familia y amigos. Aprendí que Salomón tuvo compasión por mi y sin que le corresponda ayudarme, lo hizo.

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