Música para leer
Hola! soy Dan y quiero contarte una historia.
De niño, y de adulto también, nunca me gustó la oscuridad, me sentía muy vulnerable y en mi época, hubo muchos apagones y teníamos que prender velas a esperar que volviera la electricidad, la cual podría alargarse hasta 2 o 3 días.
Una noche sólo en casa, se fue la luz, entonces tomé las llaves y salí a la calle a caminar. No quería estar sólo inventándome sombras en mi mente, así que decidí esperar a mamá en la calle.
Qué haces aquí afuera?
Mamá de Dan, entre ceja y ceja
Preguntaba mamá al llegar a casa, pues a pesar de ser un barrio seguro no era muy inteligente. Un niño de 8 años con la llave en mano en la puerta de su casa, incitando a cualquier persona de mala vida a entrar.
Pasó el tiempo, y nació mi hermano menor Augusto, tan blanco como un pan crudo. Me encantaba molestarlo, quizás porque lo quería demasiado o tal vez porque así somos los hermanos mayores, aunque en mi caso era el segundo de tres hermanos. Pues sí, era el del medio.
Una noche que nos quedamos ambos, mi hermano y yo, solos en casa, se fue la luz y Augusto, con 4 años de edad se puso a llorar. Ni modo era el mayor, debía fingir ser valiente aunque por dentro realmente temblaba de miedo, así que prendí la única vela que tenía y la dejé en la mesa, ya que Augusto no quería moverse de ahí.
No pasa nada Augusto, voy a traer la linterna y regreso.
Dan fingiendo ser valiente
Sin vela ni luz en mano subí al piso de arriba con gran temor, sé que debía fingir ser el héroe pues tenía un hermano menor con miedo esperando mi regreso, y la verdad no sé quien tenía más miedo.
Busqué por todos los cuartos, inflando mi pecho con las manos listas para defenderme de cualquier monstruo que me acechara en ese momento, no quería mirar debajo de la cama, pero lo hice y por fin, encontré la dichosa linterna.
Con sus ojitos de temor pero a la vez de orgullo, me observó casi lagrimeando Augusto, aferrándose a la poca luz que quedaba junto a la mesa, era obvio que necesitaba de mi.
Eh! te dije que todo iba a salir bien! ya tengo la linterna!
Dan salvando el día
La super linterna de papá podría alumbrar un cuarto completo por un par de horas hasta que llegue mamá, así que ahí estuvimos los dos juntos y por primera vez en mi vida, me sentía un héroe porque a los ojos de Augusto, eso era yo.