Alyn y yo

Hola! soy Dan y quiero contarte una historia.

Recuerdo a Alyn, la conocí, a mis 20 años, en un boliche (discoteca/antro). Yo esperaba que su novio vaya al baño para sólo sacarla a bailar y al estar ahí, sorpresa la mía al enterarme que no era su novio sino su hermano y además, que ella era de Florida y hablaba un español bastante limitado. Que bueno que nos entendimos al instante y estuvimos riéndonos durante todo el baile.

Me contó que estaba con familia y me señaló a sus padres. Parece que era un viaje familiar y volvían ya el martes y ese día era viernes.

En el siguiente baile le pregunto su número telefónico
Hablaba Dan consigo mismo

Me dije a mi mismo tomando valor pero los vi ya retirándose con su familia, y tuve el atrevimiento de acercarme y decirle que me brinde su número, ella sonrió y me dijo que no podía hacerlo, pero me dijo que yo le de el mio, el cual se lo di pero sin esperanza que me llame.

Paso todo el sábado y nunca llamó y me olvidé del asunto, pero sorpresivamente el domingo lo hizo:

– Hi! Dan?
– Yes! Alyn? How are u?
– Fine, Dan tu cre-es que po-da-mos en-con-trar-nos? , Did I say it well?
– jajaj yes it’s ok. Ehh give me your address, please

Y bueno me dio la dirección de su hotel y fui por ella. Ese día la pasamos genial, paseamos por lugares muy bonitos y en cada momento le contaba sobre mi ciudad. Bebimos, reímos y sobre todo acabamos en un hotel llenos de lujuria.

Conversando ahí me contó 2 cosas increíbles:

Lo primero es que debe regresar al hotel con su hermano y quedaron encontrarse a las 4am en un punto cercano ya que él se iba a ir con sus nuevos amigos a una discoteca llamada Emmanuelle.

ahh? pero si Emmanuelle es un burdel
Le dijo Dan a Alyn

Fue lo que dije y reímos, ella porque su hermano la engañó y yo por la viveza de su hermano.

Y la segunda noticia fue que ella tenía que volver a Florida porque se va de viaje a París ya que, se casa en 5 días.

Te casas? con un Francés?
Dan sorprendido

«Well… yes!», fue su respuesta.. miles de preguntas pasaron en mi cabeza pero por qué iba a hacerlas?, no iba a perder tiempo haciéndolas, sólo debía disfrutar del momento y sí que lo estaba disfrutando.

Ella no quiso darme ningún número telefónico ni correo electrónico al despedirnos, sonriendo me decía que era mejor así, y pues tenía razón… sus ojos azules eran sinceros en ese momento.

Y nunca más volví a verla.

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